No sé qué es lo que nos pasa a muchas personas cuando estamos a punto de cumplir 30 años que nos invade una tristeza, preocupación, nostalgia y a otras personas más dichosas, las invade una felicidad inmensa, plenitud o simplemente indiferencia.


En mi caso fue un poco de todo... cuando menos lo sentí, llegó el 10 de Marzo de 2022 y cumplí mis 30 añitos, hoy llevo ya casi 2 meses de tener esa edad y ¡no noto la diferencia entre los 29 y los 30! O al menos es lo que quiero creer.
¡Lo que sí! Es que he identificado algunas “curiosidades” como que me cuesta bajar más de peso, si salgo por la noche y me desvelo al día siguiente me noto más cansada, me ha tocado realizar varios trámites bancarios/ legales en España dejando atrás los “beneficios por ser jóven”. Pero también he identificado que las personas que en verdad te tienen afecto son las que siguen acompañándote, valoro mucho más la compañía de mi mamá admirando siempre su sabiduría y los logros que ella tuvo antes de mi edad, mis reacciones ante descontentos personales y profesionales son menos impulsivas y “más maduras”, en fin…  Así podría continuar con éste relato que es más bien una reflexión personal, pero lo que más quiero destacar es que si bien como dicen por ahí “la edad es solo un número”, esta etapa sin duda se ve marcada por los retos, logros, alegrías, tristezas y las decisiones que uno ha tenido a lo largo de su vida. 

La vida, las etapas y los años son distintos para tod@s, un@ nunca debe compararse con las demás personas y el momento en el que ellas estén atravesando, aunque te coincida que ellas tengan también 30 años.


Tener 30 no está tan mal, pero lo que es aún mejor es ¡no aparentarlos! 😉