Hace unos cuantos años realizaba una pasantía profesional en Colombia, donde conocí a una chica de Polonia que tengo la dicha de poder llamar, una gran amiga. Ella se fué de Colombia antes que yo y cuando me despedí de ella, no pudo faltar la típica frase de “- espero volver a verte, tendré que ir a visitarte a Polonia - y la respuesta de - O yo a Guatemala -”. Una promesa que parecía tan lejana como la distancia entre ambos países, pero que años después cumpliríamos.
En 2019 cuando cursaba mi maestría en España, me decido a retomar el contacto con mi amiga porque pensé - “estamos más cerca ahora y quien quita puedo ir y visitarla”-. La respuesta de ella fue tan positiva, que sin pensarlo mucho compro mi boleto de avión aceptando su amable invitación de pasar Navidad con ella y su familia.
Ella es de un pueblo llamado Zywiec así que para poder llegar con ella me tocaba tomar un bus desde Varsovia que encontré, gracias a ella, porque la información estaba en su mayoría sino es que en totalidad en polaco, así que ¡voy allá! 😍
Ya he viajado sola con anterioridad y sin problema llego a Varsovia temprano por la noche, era invierno y caía una mezcla entre llovizna y nieve, pero aún así decido conocer un poco la ciudad. Tenía a mis mejores amigos conmigo: Google Maps y el teléfono celular con batería, así que confiada empiezo a “turistear”. Estaba en la famosa plaza “Kultury” contando con una hora para tomar el bus que me llevaba donde mi amiga, cuya parada estaba en un punto cercano a la plaza. Todo iba bien.
Luego de hacer el más grande esfuerzo para tomar una foto debido al frío, logro sacar la mano (no manos, aclaro) de mi guante para tomar aunque sea la respectiva “selfie” y la pantalla de mi celular se pone negra. ¡Se congeló! ¡Mi celular se apagó del frío!
Nerviosa hago un scan visual de la plaza y veo que no hay ningún sitio para conectar mi celular”, intento hablarle en inglés a unas personas para preguntarles el punto de la parada del bus, pero me esquivan con temor. Lo cual no entendí porque eran el doble de altas que yo 😅. Hasta que milagrosamente diviso una letra "M" gigante, brillante y amarilla y me dirijo veloz a la misma… era McDonalds, al que llamo "la salvación por excelencia de los turistas", al ser barato y porque es casi seguro que alguno de los empleados hable inglés. Esta ocasión no fue la excepción, compré comida para llevar, me calenté un poco y puse a cargar mi celular.
Sentada en el restaurante veo la hora y grito en silencio… había perdido el bus. Hablo por WhatsApp con mi amiga, le comento lo que me había sucedido y le doy la mala noticia y ella me responde - “Manto, son las XX horas, aquí vamos una hora atrás, ¡no has perdido el tren!”. Seguro al congelarse mi celular no cambió automáticamente de hora o como me gusta decir “loqueó”. 📱
Después de darle unos bocados a mi hamburguesa voy, McMenú en mano, directa a la parada del bus. ¡La encuentro! Subo al bus y emprendo el viaje a mi última parada. Voy atenta a los nombres de las paradas y en la que era la mía, me preparo y antes de poder terminar de agarrar mis cosas escucho “¿¡Manto!?, ¿¡Manto!?”. Era mi amiga Alicja, que había incluso subido al bus para encontrarme. Las dos nos abrazamos y mi celular congelado de repente dejó de importar.
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Photo by Egor Kamelev.
2 Comentarios
Recuerdo ese hecho pero me encantó leer tu relato con detalles tan bien descritos. Brrrr me dio frío solo de leerlo. Besitos linda, tu mamita
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado este relato mami y que te acordaras de la historia también! 🤗 ☺️💐 No te me congeles! Jaja
Eliminar¡Me encanta saber que me lees! Déjame tu comentario y si no tienes cuenta de Google no olvides incluir tu nombre en el comentario para poder dirigirme a ti. 😉 - Manto