Decir la verdad tiene sus beneficios… ¡bueno casi siempre! 
😜

Pero antes que nada, ¡ATENCIÓN! Por temas de confidencialidad evitaré mencionar nombres, años, temas o proporcionaré cualquier tipo de datos que puedan ser comprometedores a terceras personas involucradas. Algunos datos deben permanecer a salvo conmigo como comprenderás 😉.


Hace tantos años ya, que prefiero no sacar la cuenta, en mi vida de estudiante, se acercaba la fecha de un temido examen para el cual no estaba del todo preparada. Aún recuerdo que el examen era un día Viernes, y en mi intento de ser la persona más organizada como hasta la fecha, tenía planificada mi semana para dedicar el día Jueves a estudiar por la tarde para dicho examen. Termino la jornada de estudios de mi designado día de estudio y llego a casa, cuando por azares del destino me entero de que un artista al que admiraba en esos tiempos iba a estar en el país dando un pequeño concierto/ meet&greet esa misma tarde. 

Sin pensarlo dos veces, me organizo y asisto al evento. ¡Cumplo mi cometido! Consigo mi tan deseada foto y respectivo autógrafo. Llego con la adrenalina a full a casa y por fin las emociones bajan. Exhausta decido ir a dormir y al día siguiente repasar para el examen. ¡No cumplo mi promesa! Me quedo dormida y a duras penas llego a la clase. 


Unos días después, la profesora muy consternada, comenta a toda la clase que los resultados generales del examen “daban pena” 🥴. Por lo que una a una, nos va llamando persona a persona para darnos la nota. Hasta la fecha no entiendo esta dinámica, pero sin duda como educadora tenía sus motivos. 

Llega mi turno y escucho el llamado - “Antoniottiiiii” - con un tono desaprobatorio y con baja energía. Me acerco y  mi nota es revelada. Había superado el examen por muy poco. ¡No era de extrañarse! Aún así, me pregunta la profesora que ¿qué había pasado?. Por mi mente pasan ideas de inventar cualquier excusa para justificar por qué me había ido mal en el examen. Ella me veía fijamente. Así que decido… decir la verdad.
Le comenté tranquilamente, y un tanto “avergonzada”, que había ido a un concierto que llevaba mucho tiempo esperando y que había llegado tan cansada a casa que no me había dado tiempo de estudiar esa noche ni a la mañana siguiente. 

Me seguía viendo fijamente, sin pestañear. Y yo sin agregar nada más, solo la veo agarrar el bolígrafo y cambiar uno de los números de mi nota. Me muestra el examen ahora con una nota un tanto superior a la original y regreso a mi lugar sin decir una palabra a nadie. Hasta la fecha, recuerdo esta situación y me pregunto ¿qué hubiera pasado si le hubiera mentido? Seguramente mi nota hubiera permanecido intacta. Pero pienso que, aunque pueda parecer algo “poco ético”, no fue un premio, sino que fue un gesto humano y benévolo por haberle dicho la verdad. 🙌

Siempre me caractericé por ser una alumna que hacía las tareas, los proyectos, que entregaba las cosas a tiempo y que daba lo mejor de sí con una actitud positiva, tranquila y respetuosa. Así que ese gran gesto me quitó un poco de presión por mantener mi buen promedio, pero sobre todo recuerdo que me dió un gran respiro por ser una alumna aplicada. Estoy segura que mi profesora lo vió también de dicha manera. 🥺


Me encanta la famosa frase de nuestros amigos americanos - "Cut yourself some slack. You're doing better than you think." (Date un respiro. Lo estás haciendo mejor de lo que crees). Algo que muchas veces a los alumnos "estudiosos" nos cuesta hacer. Párate, respira pofundo y ¡di la verdad! 😮 A veces ni te imaginas qué puede llegar a pasar.