Empecé este año con una excelente noticia, ¡tengo un nuevo trabajo! Y ahora que me dedico a ciertos proyectos y a trabajar 100% remoto fueron muchos los cambios que se me presentaron. Desde elegir el mejor espacio en casa para poner mi escritorio hasta comprar audífonos estilo DJ, como otros enormes placeres del ahora tan común… home office.
He de admitir que es un beneficio gigante ya no tener que tomar el transporte público o caminar para ir a un lugar de trabajo, pero conforme pasaron los meses no pude evitar reflexionar que muchos de mis relatos (como el afamado relato de Rosita) se daban en un escenario en particular: el bus 🚌.
Así que me asusto al pensar que ya no tendré situaciones inesperadas para contar en mi blog.
Me tranquilizo a mi misma y decido hacer lo único que puedo: seguir adelante. Hasta que un día X tengo que hacer una llamada (de esas aburridas) para cambiar de plan el servicio de la electricidad. Incluso le reclamo a mi novio que por qué no había hecho él la llamada porque yo desconocía ciertas cosas de esa temática en España y me sentía un tanto insegura.
Al llamar a este sitio me contestan un tanto informal lo que me hace dudar si había marcado el número correcto. Inicio con el trámite y el operador en cierto momento me dice que no me escuchaba muy bien, a lo que yo le respondo que seguramente era porque tenía “unos audífonos de estos muy modernos con bluetooth” y me dice sorprendido "¡Yo también!”, ambos nos reímos y empezamos a conversar. El chico era Latinoamericano así que de inmediato hacemos click. Charlamos 📞 sobre las diferencias de vivir en Latinoamérica y en España, me empieza a “promocionar” su país (Perú), su gente y hablamos incluso del famoso ceviche peruano. La llamada para hacer el trámite hubiese sido de aproximadamente 15 minutos máximo, pero al final reviso en mi teléfono y la duración de la llamada fue de casi 30 minutos. Sorprendida me digo a mí misma - ¿pero qué tanto hablamos? 😯.
He de decir que la llamada fue mejor de lo que esperaba, sin duda era un trámite que no estaba muy convencida de hacer, pero que al final resultó muy positivo para nuestro servicio de la luz y de paso, me permitió poder conectar con una persona muy agradable con la que compartía ciertos rasgos.
¡Los cambios asustan, pero siempre sorprenden! Eso fue lo que me quedó de enseñanza con esta simple llamada telefónica. Cada vez que recibo la factura de la luz me recuerdo de ese momento porque, aunque tuve miedo, fue algo muy positivo para mi economía y mi persona.
También pienso que a veces esos trabajos de “operador” tienden a ser aburridos o repetitivos, y en muchos casos se debe pasar un mal rato por las personas que llaman únicamente para quejarse. Así que espero haberle alegrado la llamada a este chico, así como me la alegró él a mí, y también a ti a través de este relato.
Ahora no tengo miedo de quedarme sin historias para contar, seguro continuarán las experiencias y los relatos por mucho más tiempo 😉.
6 Comentarios
Me encantan!!
ResponderEliminarMuchas gracias! Un beso grande! 😘
EliminarQue bonita historia, yo nunca me he quedado hablando con alguien que me atienda por teléfono, bueno tampoco en persona jajajajjaja pero es que soy bastante salvajita
ResponderEliminarJajaja me encantó lo de "salvajita"! 🤣 Pues es de animarse y si se da la oportunidad aprovecharla, ya me cuentas si te animas 😉
EliminarNo me extraña para nada que te hayas quedado hablando con el chico, seguro a el también le agradó la llamada de alguien de su continente, amigable y amable. MSR
ResponderEliminarEso de "platicar" se nos da muy bien ¿verdad MSR? 😄 La vida ya es tan complicada que si uno puede alegrársela a uno mismo y a alguien más es lo mejor. ¡Un beso! 😘😘
Eliminar¡Me encanta saber que me lees! Déjame tu comentario y si no tienes cuenta de Google no olvides incluir tu nombre en el comentario para poder dirigirme a ti. 😉 - Manto